Al decir verdad, mucha tinta ha
corrido en torno al tema del Liderazgo.
Existen un sinnúmero de libros, investigaciones,
documentos y encuestas sobre lo que significar liderar, cual es el estilo más
apropiado, que es lo que buscan las
organizaciones y los individuos en un Líder, etc. Sin embargo y a pesar de todo el debate, vemos que aun se confunde el liderazgo con autoritarismo, con jerarquía, con coerción
y con enfoque único.
Y no es que la bibliografía
existente sobre este tema no sea efectiva, no es que los Líderes no han
escuchado del tema aunque sea una vez, lo que sucede es que todavía hay quienes
asumen el liderazgo como una capacidad que se evidencia solo “hacia afuera”,
“hacia los clientes”, “hacia los subordinados”, “hacia terceros”, lo que
puede funcionar bastante bien por un tiempo, pero no es un liderazgo efectivo,
ni sostenido, mucho menos “resonante”.
Y que es esa resonancia a la que
hago mención? Desde el punto de vista musical, es la repercusión o prolongación
del sonido que produce una nota; visto desde la física, los expertos nos dicen
que es fácil que cualquier objeto vibre en su frecuencia de resonancia
natural, pero es muy difícil de conseguir que ese mismo objeto vibre
en una doble frecuencia (otra frecuencia impuesta a la natural) y les comparto
un ejemplo sencillo que leí en sitio web: “imaginen un
niño en un columpio, un suave empujón y el columpio va y viene en una misma
frecuencia, hacia adelante, hacia atrás, es un proceso armónico sin resistencia;
si impongo una nueva frecuencia y deseo que el columpio al mismo tiempo se
mueva de izquierda a derecha, además de complejo, es muy probable que el niño pierda
los dientes en el proceso”.
Ahora adaptemos estos conceptos…
un liderazgo resonante, es visible cuando el Líder sintoniza en la misma
frecuencia que su equipo de una forma natural, se encarga de crear conexiones
significativas con el propósito de la organización y tiene la capacidad de
inspirar a los demás, de sentir compasión y no me refiero solamente a aquella de sentir
pena por el dolor ajeno, sino aquella de preocuparse genuinamente por los
intereses de quienes conforman su equipo de trabajo. Cuando el equipo percibe esto, responde activamente, le demuestra
reciprocidad al Líder y a la
organización y se produce una vibración que se prolonga
y repercute en el desempeño y en los resultados.
Por otro lado, la disonancia, es
una interrupción abrupta de la armonía, en términos musicales se refiere a un
sonido desagradable y la RAE la describe como la falta de conformidad o
proporción natural que debe tener algo.
Ahora bien, un Líder no puede
mantener la resonancia todo el tiempo porque resulta agotador y estresante. Para
lograr esta resonancia sostenida, el Líder tiene que estar consciente y entrar
en sintonía con sus 3 dominios: el lenguaje, el cuerpo y las emociones. Mantener
esta sintonía, requiere desarrollar un grupo de competencias (comportamientos) de
inteligencia emocional, social y cognitiva.
Y aquí me voy adentrando en
terrenos espinosos, porque si competencia es igual a comportamiento y estos son
rasgos de la personalidad; lograr una sintonía en estos 3 dominios del ser
requiere un concienzudo proceso de transformación diaria y lo destaco con
negrilla porque esto no se logra de la noche a la mañana, es un cambio gradual
que le exige al Líder deshacerse de todos aquellos hábitos, practicas, estilos de
pensamiento, estilos de comunicación y creencias que resultan limitantes y
obsoletas. Cuando se trata de tocar la
estructura interna de cada individuo y remover esas bases para fundar unas
nuevas, aparecen la resistencia y el temor, penosamente muchos Líderes se
quedan en el intento y vuelven a su modelo tradicional.
Voy a citar algunas frases que
conservo de conversaciones, entrevistas, experiencias propias y ajenas que
pueden ser familiares para ustedes.
- “La opinión de mi equipo si me interesa, escucho lo que tienen que decir, pero la última palabra la tengo yo”
- “Mis colaboradores tienen claro que Jefe es Jefe, si no mantengo la distancia, ellos se aprovechan”
- “Esta empresa no es escuela para enseñarle a la gente a trabajar”
- “¿Para qué voy a aportar nuevas ideas, si mi Jefe siempre las rechaza?”
- “Mi Jefe no es claro al decirme que es lo que espera de mi”
- “No veo utilidad en las evaluaciones de desempeño, mi Jefe solo reprocha mis errores”
- “Quiero salir de la compañía porque no soporto a mi Jefe”
Cuando los colaboradores se
expresan bien o mal de determinada empresa, no se están refiriendo a la
personería jurídica en sí, se refieren a
la experiencia vivida en primera instancia con los Líderes de la organización,
ellos son su principal punto de referencia. Recordemos que el Liderazgo es uno de los varios factores que permean cultura en una empresa. Tener una posición de liderazgo
no garantiza un buen Líder, tener personas dispuestas a seguirlo y comprometerse
con el sentido de propósito y la visión
de la empresa, es lo que convierte a un individuo en un buen Líder.
El Liderazgo resonante tiene
sentido común, pero todavía no es una
práctica común. Hay mucho debate y poca acción, sin embargo, estoy convencida
de que no es tarde para promover cambios significativos y remover viejas estructuras.
Es posible lograr resultados extraordinarios, basta una verdadera intención de
no hacer más de lo mismo.
Me encantaría leer sus comentarios y
aportaciones, en la segunda entrega de este tema hablaré sobre las competencias
de un Líder resonante, mientras tanto los dejo con una infografía que complementa el presente post. No olviden suscribirse.
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