viernes, 25 de noviembre de 2016

Día Internacional de la No violencia contra la Mujer


Hoy 25 de Noviembre, es el día internacional de la No violencia contra las Mujeres. Si bien es cierto que es un día en el que hacemos una declaración potente al mundo, mi anhelo es que esta demanda no se fije como un día único en el calendario.

Que nadie se acostumbre a que este objetivo sea sólo un sueño, debemos aportar como sociedad civil para lograr que este tema sea del interés de todos y que se vuelva un hecho real y tangible. Es cierto...hombres y mujeres pensamos, actuamos y sentimos de forma distinta pero ni uno ni otro es más fuerte, no somos enemigos ni rivales, no tenemos que navegar en ideologías extremas como el machismo o el feminismo. El equilibrio es posible y necesario.

Nuestras diferencias físicas, psicológicas y emocionales son maravillosas, nos enriquecen, nos complementan, nos unen. Hombres y mujeres conviviendo juntos podemos dirigir un país, una empresa, un proyecto, somos capaces de crear una familia, pero nos empecinamos en ahondar la brecha entre ambos géneros.  La violencia física en todas sus formas es inaceptable, generalmente empieza en el núcleo familiar, en las instituciones educativas y luego se va extendiendo como una plaga hacia otros entornos. 

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador, 1 de cada 4 mujeres ha sufrido algún tipo de abuso sexual y la tendencia es creciente. Sin embargo, también hay otras formas de violencia contra las mujeres, particularmente en el ámbito empresarial y de las que en mi opinión, aún no se cuestiona lo suficiente, como por ejemplo: 

*Limitar el desarrollo profesional de las mujeres subestimando sus capacidades. 
*Callar y permitir el acoso laboral, especialmente cuando proviene de hombres con cargos directivos.
*Usar la imagen de la mujer para publicidad vulgar y exhibicionista a cuenta de que "así se incentivan las ventas".
*Condenar a la mujer a ocupar puestos de poca relevancia sólo por su género.
*Exigir a la mujer a que firme un documento donde se comprometen a no embarazarse por cierto período de tiempo porque eso le resulta costos a la empresa.
*Alentar prácticas inflexibles donde la mujer no puede conciliar su vida familiar con su trabajo.
*Permitir prácticas salariales donde la mujer puede tener una remuneración de un 30% inferior a la remuneración de los hombres, en el mejor de los casos. 

Todas estas situaciones también constituyen actos de violencia y discriminación hacia la mujer porque se vulneran sus derechos y se contraponen a la satisfacción de sus necesidades de seguridad, bienestar y auto realización.
Que ningún líder, empresario u organización se quede tranquilo con esta realidad, necesitamos seguir despertando consciencias en nuestro país para abolir estas prácticas retrógradas que nos empobrecen como seres humanos y como sociedad. 

¡Levantemos la voz y actuemos! Gracias por leerme te invito a compartir este artículo con otras personas para despertar consciencia. ¡Hasta pronto!

María Conchita Figueroa



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